Guerra Química (II)
Chaaan, sigo con la guerra química. Es de lo poco interesante que encuentro en la historia contemporánea pero cuando acabe con esto hablaré de la brujería, tema que adoro. Bueno, la entrada también salió algo larga... y sin imágenes... bah, qué más dará.
Agentes químicos
Los agentes químicos pueden clasificarse
en los siguientes tipos: asfixiantes, irritantes, enervantes, hilarantes,
sofocantes y vesicantes.
Los
agentes asfixiantes matan porque se combinan más rápidamente que el oxígeno con
la hemoglobina de la sangre en los pulmones, es decir, roban oxígeno al
organismo. Algunos de estos agentes serían el cianuro de hidrógeno, el cloruro
cianógico y el ácido clorhídrico más
hipoclorito sódico. Algunos de estos agentes pueden absorberse por la
piel, pudiendo causar manifestaciones de intoxicación aguda. Una vez alcanzada
la circulación general se distribuye por todo el organismo. La asfixia llega
cuando el intercambio gaseoso entre los alveolos pulmonares y la sangre se
interrumpe o se dificulta en grado máximo.
Los
agentes irritantes son gases y vapores que afectan a las vías respiratorias
superiores, encontrándose aquí el amoniaco. Está relacionado con los agentes
asfixiantes.
Los
agentes enervantes suelen ser gases incoloros e inodoros de acción
extremadamente rápida.
Los
agentes hilarantes provocan embriaguez por su acción tóxica sobre el organismo.
Destaca aquí el óxido nitroso.
Los
agentes sofocantes matan al atacar las vías respiratorias y los pulmones,
provocando una emisión de fluidos en los que se ahoga la víctima. Entre estos
agentes se encuentran el cloro, el fosgeno, la mezcla de cloro y fosgeno,
difosgeno, bióxido de azufre y vapores nitrosos.
El
cloro y el fosgeno fueron muy usados en la Primera Guerra Mundial, aunque el
cloro pronto fue sustituido por el fosgeno y el gas mostaza. Tenía un olor
distintivo de una mezcla entre pimienta y piña. También tenía gusto metálico y
pungía el fondo de la garganta y el pecho. El cloro puede reaccionar con el
agua en la mucosa de los pulmones para formar ácido clorhídrico, un irritante
que puede ser letal. El daño hecho por el gas de cloro puede ser evitado por
una máscara de gas, u otros métodos de filtración, que hacen que la posibilidad
total de morir por gas cloro sea mucho menor que por otras armas químicas. El
fosgeno por su parte, puede ser incoloro o puede verse como una nube que varía
de blanca a amarilla pálida. En bajas concentraciones, tiene un olor agradable
como a heno recién cortado o maíz verde. En altas concentraciones, el olor
puede ser fuerte y desagradable. La salud se ve afectada por el fosgeno si este
es respirado. En bajos niveles provoca irritación de los ojos y garganta. En
altos niveles dilata los pulmones, dificultando la respiración. Un nivel
excesivamente alto provoca la muerte por fallos pulmonares. Si el fosgeno,
líquido o gaseoso, entra en contacto con la piel u ojos se sufrirán quemaduras
químicas.
Por
último, los agentes vesicantes reciben la denominación de dañinos pero en caso
de fuerte intoxicación o contaminación pueden causar incapacidad e incluso la
muerte. Pueden ser líquidos, sólidos o gaseosos y su característica fundamental
es la de producir ampollas en la piel. Algunos de estos agentes son el sulfuro
de mostaza, lewisita, grupo de dicks, óxima de fosgeno, mostaza más lewisita,
iperita (gas mostaza), ácido cianhídrico, monóxido de carbono, dióxido de
carbono y cloruro de metilo.